La miel es un alimento natural muy energético que sirve como edulcorante, ingrediente para cocinar, remedio casero y combustible de primera para quienes hacen deporte. De hecho, el Laboratorio de Nutrición de la Universidad de Memphis califica la miel como la mejor alternativa energética para el ejercicio, puesto que retrasa la aparición de la fatiga debido a que al hígado le supone poco esfuerzo transformarla en glucosa. La miel contiene un 80 por ciento de azúcar en forma de fructosa, pero es mucho más que azúcar. En su composición entran más de 60 sustancias diferentes con propiedades antibióticas, antiinflamatorias y desinfectantes procedentes de las plantas empleadas por las abejas en su elaboración.
Contiene glúcidos como la glucosa y levulosa, azúcares simples y compuestos (fructosa, sacarosa, maltosa), agua, aminoácidos esenciales, ácidos orgánicos, sales minerales, oligoelementos (azufre, hierro, calcio, potasio, fósforo, magnesio, cobre, manganeso), vitaminas, sustancias digestivas y antibióticas.
La miel es muy digestiva, por lo que puede emplearse en enfermedades estomacales. Sus propiedades terapéuticas son muchas. ¿Quién no toma leche con miel cuando está resfriado? Alivia la tos, el dolor de garganta, tiene propiedades sedantes y mejora el funcionamiento corporal.
Mezclando una cucharada con el zumo de un limón y un poco de agua también sirve para las resacas. Esta misma mezcla se usa para hacer de gárgaras y combatir el dolor de garganta (amigdalitis y faringitis) En caso de irritación en la garganta producida bien sea por gripe, inflamación o lesión, o ulceraciones en la boca. Te lo recomiendo! La miel tiene un efecto expectorante y antitusígeno. La combinación de miel y jugo de limón también se recomienda para casos de fiebre, tomándose varias cucharaditas durante el día.
Nuestra receta particular y que funciona de maravilla para combatir el catarro:
1/2 limón exprimido
1 cucharada (de postre) de miel
Calentarlo y remover
Hacer gárgaras y bebérselo
Por su gran valor energético es un buen alimento para lactantes, niños, ancianos, deportistas, y un reconstituyente natural para las personas fatigadas, decaídas y depresivas. Descongestiona bronquios y pulmones. Eficaz para personas con problemas de hipertensión e hipotensión, problemas cardíacos, artritis, reuma, estreñimiento, dispepsia, acidez.
Es especialmente recomendable para quienes requieren dosis adicionales de energía, como deportistas, personas que realizan actividades con altas exigencias físicas e intelectuales, niños y ancianos. Si bien la miel es asimilada perfectamente por la inmensa mayoría de las personas, pueden darse algunos casos en que se presente alguna reacción adversa, como por ejemplo aquellos que son alérgicos al polen y, por supuesto, los diabéticos.
Más allá de su dulce sabor, del innegable placer de saborearla untada sobre un trozo de pan recién tostado o agregada como edulcorante en jugos y bebidas, por sus propiedades medicinales y cosméticas, la miel puede utilizarse de muy diversas formas. Sus propiedades cicatrizantes y humectantes la convierten en el ingrediente número uno de cremas y ungüentos para la piel. Diluida en leche tibia es una excelente loción que se aplica en el rostro y el cuerpo; mezclada con yema de huevo y unas gotas de aceite de almendras ¬para cutis secos¬ o jugo de limón ¬para cutis graso es una excelente mascarilla limpiadora y preventiva de las arrugas. Además, mezclada con una infusión de berros, sirve para atenuar las manchas en la piel, y combinada con glicerina y jugo de limón ayuda a aliviar irritaciones y quemaduras causadas por la insolación.
Su consumo tiene efectos positivos a nivel del corazón, ya que favorece la producción de fosfatos orgánicos que regulan el ritmo cardíaco y estimulan el riego coronario. Igualmente, por ser rica en minerales y oligoelementos, influye sobre las enfermedades reumáticas; estimula el metabolismo hepático, por lo cual tiene un efecto desintoxicarte en todo el organismo, y es un extraordinario reconstituyente.